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AÑADAS DE CABUEÑES LO CUENTA MANOLO NEVARES EN EL COMERCIO

05-07-2010
Menudas cosechas las de la 'bodega' de Cabueñes! Asistí el 29 de mayo pasado al I Encuentro de Antiguos Alumnos Emprendedores, que, organizado por la asociación, tuvo lugar en el Paraninfo. Ubérrima ha sido la margen derecha del Peña Francia y mucho y bueno ha salido de ese 'bosque de piedra' de Cabueñes. Uno, verdaderamente, se siente poquita cosa al lado de 'monstruos' que se comen el mundo haciendo patria y creando riqueza y bienestar. No estaban todos los que son, pero sí que éramos todos los que estábamos. Nos reunió allí, en el que todos consideramos nuestro segundo hogar, la llamada de la Asociación de Antiguos Alumnos; una cita acertadísima, ya que aquí no se habla de nostalgia -alguien dijo que es un error- pero sí de evocación y de una visión del presente y del futuro sin olvidar el pasado. Del «continente y del contenido» que yo cité en tantas otras circunstancias, refiriéndome a 'la Uni'. Nos contó sus 'milagros' Germán Berakoetxea, 'factotúm' para Europa de SMC, empresa de origen japonés del que creo que, a poco que le dejen, conquista él a Japón y no al revés. Realizó una presentación hermosísima y bien trabada entre el pasado, el presente y el futuro, donde el rincón de la evocación se imbrica magníficamente con la realidad actual y futura de la empresa. Lo que quedó de la formación recibida dentro de estos muros no ha sido baldío, antes al contrario y de ello se muestra eternamente agradecido. Dijo que le marcó para bien, toda su vida y en todos sus actos. Le siguió en el turno Juan Ramón Rodríguez González, el 'amu' de la Seat en Martorell. Cinco millones de metros cuadrados bajo su responsabilidad, donde el factor humano y el tecnológico más puntero se encuentran, asimismo, hermanados. Evocación del pasado y nuevamente interrelación con el presente y aun con el futuro. Un monstruo, jaleando a los remeros en «la misma dirección». El tercer turno fue para Antonio López Varela, de Meyme, S. A. Buena añada la del 72. Conciso como él solo, me encantó su pragmatismo y la demostración de que el que resiste, gana. Esa fuerza interior que vence todo, imbuida a decir de él por los jesuitas a los que se mostró eternamente agradecido y sin los cuales -dijo- no habría sido nada. Continuó con el turno Ricardo Garrido, otro caballero en la misma línea de hacer algo por los demás y con los demás; propuesta que se hizo a sí mismo cuando salió de la 'casona'. Qué decir de Santos Llamas, metido entre ladrillos y cajas (de ahorros), otro paradigma de lo que dio Cabueñes. Sencillo, llano y recio leonés, lo que llamamos en Asturias un paisano, quitándose importancia a sí mismo y evocando 'les manzanes' que comió de las pomaradas de los alrededores, cuando estudiante. La intervención de Pericles -«hay muchos emprendedores, pero muchísimos de ellos, a sueldo»- me pareció un gran conocedor de la juventud por quien apostó claramente, de tal manera que le llamaría yo el 'emprendedor' de emprendedores, el 'agricultor' del asunto, por aquello de los semilleros de los futuros emprendedores, a los que hay que meterles el gusanillo desde Primaria. Cerró el ciclo Luis Serrano Martín, de la del 68, un 'yernísimo' 'pata negra' (nunca mejor dicho) que, además de comerse el mundo, hizo que prácticamente todo el mundo pudiera comer el suculento producto español, poniendo los jamones Navidul en las mesas de todo el globo terráqueo. Y no paró ahí, sino que continúa con otros proyectos ilusionantes. Todos sin excepción ligaron su paso como alumnos de la Universidad Laboral al desenvolvimiento en su vida privada y laboral. A la impronta grabada en ellos por la Compañía de Jesús (hubo quien dijo que acaso nos imbuyeran un exceso de sentido de la responsabilidad), la del trabajo bien hecho, la de aportar algo positivo a la sociedad que invirtió en nosotros y hemos de devolverlo con creces. A eso nos enseñaron. A eso y a una capacidad de «esfuerzo y sacrificio» que todos sin excepción apuntaron y que se echa en falta hoy en día en las nuevas generaciones. Esa conjunción de ideas, común en todos, que sale 'motu propio' sin haberlo preparado, sin haberlo estudiado, sin que sea una pose, es lo que más llama la atención; no sólo el triunfo en la vida y en los negocios, sino esa proyección social, esa preocupación por los demás que transmiten todos los intervinientes, os digo que no sólo es digna de encomio, sino que es merecedora de un estudio psicológico, que a lo mejor alguien de la propia casa emprende, que hasta de eso tenemos. Un día memorable; un acierto pleno de la Directiva de la Asociación, a la que felicito. Una demostración de que, como he dicho y cuento repetidamente hablando de la Universidad Laboral de Gijón, «la nostalgia será un error, pero la evocación, no». Que esa pieza única, espigada, fuerte, enhiesta que es la torre, sea por siempre nuestra alta guía.

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